En Terapia de pareja, Terapia individual, Terapia sexual

Los humanos recibimos la información de todo lo que nos rodea a través de los sentidos. Pero es cierto, que hay sentidos que dominan. 

Se habla de que hay personas visuales, auditivas y cinestésicas. Las primeras suelen ser muy observadoras y lo entienden todo mejor si se les presentan contenidos mediante videos, imágenes, diagramas, colores, etc. Las segundas captan muy bien las informaciones e instrucciones verbales. Las últimas centran mucho su atención en toda aquella información que proviene del tacto.

Estas diferencias han impactado en la educación, de forma que los contenidos, en las escuelas, se presentan por estos tres canales: visual, auditivo y en menor medida, cinestésico.

Más allá de esto, quiero compartir mi experiencia terapéutica, hacia este tema, estos días de COVID-19. 

Debido al estado de alarma, y al confinamiento, hemos tenido que realizar terapias por videoconferencia y también telefónicamente. De entrada la mayoría de pacientes te dicen que se les da igual una vía u otra, pero si los haces elegir, la mayoría ha elegido telefónicamente. Quizás es la falta de costumbre al trabajo por video, u otros motivos más relacionados con la intimidad en casa. El hecho es que este trabajo telefónico, absolutamente auditivo, excluido de todo contacto visual con la otra persona, me ha aportado algún descubrimiento. 

A pesar de que muchos eran pacientes conocidos, he descubierto una parte que probablemente había quedado oculta por el exceso de estimulación visual. Cuando te centras solo y exclusivamente en el contenido auditivo, este coge bastante fuerza, es más impactante, más intimo. Se me ocurre la comparativa entre la radio y la televisión. Esto ha permitido sesiones muy provechosas, no olvidéis que trabajamos con terapia cognitiva, con pensamientos, y esto es lo que verbalizamos y escuchamos. Cuánto menos interferencias visuales mejor. Si bien es cierto que te dan información, también pueden difuminar un contenido en exceso. 

He pensado, y solo es una hipótesis, que si la persona es auditiva, claramente le funcionará muy bien una terapia telefónica. Pero si la persona es muy visual, como es, creo, mi caso, también. Al vernos excluidos de todo aquello que nos llama más la atención en primer lugar, nos permite centrarnos exclusivamente en el contenido. Y como he dicho, el contenido, es lo que verbalizamos, por lo tanto lo que sentimos y pensamos. Y es con sentimientos y pensamientos con lo primero que trabajamos los psicólogos, porque el primer objetivo es mejorar el malestar y por tanto templar las emociones, por eso enseñamos fórmulas de pensamiento más racional.

Con estos dos objetivos conseguidos los cambios conductuales son una consecuencia esperable. Si bien este cambio de conducta no es observable, lo podemos escuchar cuando lo explica el paciente. Vuelve aquí el canal auditivo, y desde la escucha más atenta y limpia podremos imaginar y «visualizar» cómo ha sido esta conducta que nos explican.

Por lo tanto, desde mi experiencia de estos días, y al menos desde nuestro enfoque terapéutico, estoy muy satisfecha del resultado de las terapias telefónicas, centradas en el canal auditivo. Creo que, por este, entre muchos otros motivos sería bueno ofrecer esta opción, junto con la videoconferencia y las terapias presenciales, por muchos motivos, como decía, pero hoy solo he expuesto este.

Marta Santaeulària

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