La fórmula
En 2005, Cliff Arnall, profesor de la Universidad de Cardiff, publicaba una «fórmula matemática» que determinaba cuál era el día más triste del año. A este día lo llamó Blue Monday y es el tercer lunes de enero. Después se supo que fue un encargo para una campaña publicitaria de una agencia de viajes en temporada baja. Oh sorpresa, campañas publicitarias intentando manipularnos emocionalmente… nada nuevo bajo el sol.
La fórmula, para mí indescifrable matemáticamente, es la siguiente: [W + (D-d)] x T / M x NA. Las variables participantes son el clima (W), las deudas de las compras de diciembre (D), el sueldo de fin de mes (d), el tiempo desde las vacaciones de Navidad (T), la motivación con los propósitos del año nuevo (M) y la necesidad de actuar para generar cambios en nuestra vida (NA).
Sin duda, todas estas variables son potencialmente generadoras de emociones negativas: el clima de invierno, las deudas, no haber cobrado aún el sueldo de enero, haber terminado las vacaciones de Navidad que se nos hacen cortas, propósitos mal propuestos e incumplidos y precisamente esta necesidad de hacer propósitos con el cambio de año. A propósito de este tema, consulta más información interesante sobre los propósitos de año nuevo en nuestro otro post: Propósitos de año nuevo realistas.
Pero el descubrimiento de esta fórmula se consideró pseudociencia ya que no utilizó el método científico. Lógicamente, teniendo en cuenta que el objetivo no era la salud sinó hacer dinero.
Algo de verdad
Sin embargo, sea o no éste el día más triste, cosa poco probable, no podemos pasar por alto que en enero es un mes emocionalmente complicado. Y las variables introducidas en la fórmula tienen sentido.
Debemos sumar además este año, la pandemia y, más concretamente, la fase de la pandemia: la tercera ola que está asolando todo el país y muchos otros países. Con la ansiedad que pueda generar la expectativa de un nuevo confinamiento como el de marzo de 2020.
Por último, se deberán sumar también las variables personales de cada uno, pero que tal vez ya no son propias de enero sinó coincidencia. Sin embargo, pueden estar ahí.
Los síntomas más comunes que pueden aparecer son alteraciones del apetito, del sueño, tristeza, pérdida de la energía que normalmente se tiene, cansancio o fatiga, menor percepción de capacidad, mayor sensación de fracaso o culpa… entre otros.
Evidentemente es una fórmula que tiene en cuenta los aspectos negativos pero poner toda nuestra atención sólo en lo negativo es un error de pensamiento. Hay que poner atención a los aspectos negativos y también a los positivos ya que éstos segundos nos darán fuerza y motivación para afrontar los primeros con éxito.
Encontrar los puntos positivos:
- Haz una lista de pequeños y grandes éxitos que hayas tenido en el pasado reciente y el pasado más lejano. Si no te viene a la mente ninguno o sólo uno: algo no funciona bien. Estás siendo muy exigente contigo mismo/a y eso no es sano. Pide ayuda si es necesario a fuentes externas.
- Haz una lista de recursos que sí tienes: materiales, personales (capacidades y habilidades propias donde se aplica lo mismo que con los éxitos) y afectivos (personas con las que cuentas, que te apoyan y con las que hablar o pedir ayuda).
- Piensa en todas aquellas épocas en que has estado con más tristeza y que al final, se han resuelto y te has acabado reponiendo. Esta también es una etapa transitoria. Saldrás.
- Piensa todos aquellos recursos que en el pasado te han sido útiles para sentirte mejor y úsalos. Pueden ser leer, caminar, correr, ver comedia, hacer meditación, escuchar determinadas canciones… cada uno tiene sus propios recursos. Conecta con los tuyos.
- Acepta la tristeza en su magnitud. Que no te ponga más triste el hecho de estar triste. A veces damos una interpretación demasiado negativa a las emociones negativas. Es cierto que son desagradables pero no las resolveremos dramatizándolas. Acéptalas como parte inseparable de la vida y al igual que han venido, se irán. Si no se van, o son demasiado recurrentes, se debe resolver algo importante y si no sabes el qué: pide ayuda.
Conclusiones:
- Siempre alerta con la manipulación emocional que nos hacen con la publicidad. No bajes la guardia y ten criterio.
- Equilibra siempre la atención en los aspectos positivos y negativos.
- Encuentra tus recursos y fortalezas para sobreponerte al bache.
- Y, como siempre, si todos estos recursos se te quedan pequeños quizás necesites un empujón por parte de un profesional que te oriente y te guíe en tu sufrimiento.
Patricia Vílchez Las Heras
Psicóloga sanitaria infanto-juvenil
Colegiada 21639