En Terapia infanto - juvenil

¿Por qué es importante establecer rutinas?

Es importante para niños y adultos ya que nos aporta tranquilidad y seguridad. Esto tiene una explicación evolutiva: el cerebro está diseñado con una serie de mecanismos que ayudan a que sobrevivamos. Uno de ellos, es esa tranquilidad y seguridad ante circunstancias que sabemos seguras. Por contra, los cambios suponen estresores ya que desconocemos cómo nos afectarán a la supervivencia.

Al volver a la escuela, los niños enfrentan esa pequeña crisis que supone empezar un curso nuevo, materias nuevas, algún que otro profesor o compañero nuevo, nuevos libros, nuevas aulas, etc. Cambios que parecen pequeños pero que en la mente del niño resultan estresantes (aunque al mismo tiempo también puedan generar ilusión). Para contrarrestar estos estresores es positivo que en casa el niño tenga unas rutinas que le ayuden a recuperar cierta tranquilidad.

Además, hay otra razón por la que son importantes las rutinas: nos ayudan a lograr metas que nos propongamos. Por ejemplo, un correcto horario de sueño sin alteraciones, una buena alimentación e higiene, manejar correctamente la agenda, tener horarios para determinadas actividades, etc. nos ayudará a lograr sacar adelante el curso académico, así como a disfrutar aprendiendo en alguna extraescolar o teniendo tiempo para jugar y socializar.

A continuación, os ofrezco algunos aspectos importantes a tener en cuenta en la recuperación de rutinas.

1. Sueño

Es importante que se establezcan los nuevos horarios de sueño con tiempo suficiente y de manera progresiva. Es complicado establecerlos de un día para otro, sobre todo, cuanto más alterados estén en verano. Cuanto tiempo necesitemos dependerá de la capacidad de adaptación del niño a los cambios, de cuanto de alterados hayan estado en verano, de si hay alguna bebida o comida que suela tomar y que tienda a quitar el sueño, etc.

También es útil realizar algún ritual antes de ir a dormir, como realizar siempre en el mismo orden los hábitos de higiene después de cenar, así como leer o escuchar un cuento antes de ir a dormir.

2. Alimentación

Durante el verano, al no haber rutinas y pasar menos tiempo en casa, se alteran las comidas. Se come con amigos o familiares, se come en restaurantes, bares u hoteles, se pican cosas de capricho (patatas chips o helados, por ejemplo) y es importante a la vuelta al curso volver a hábitos saludables de alimentación poniendo límite a los alimentos con alto contenido en azúcar o grasas saturadas o a aquellos alimentos poco o nada nutritivos que llenan el estómago sin aportar nada y quitan espacio a la comida de verdad, que es tan necesaria para que el cuerpo y la mente funcionen como es necesario en nuestro día a día.

3. Hábitos de autocuidado

También debido a la falta de rutinas y estar menos en casa o hacer más actividades diversas a horarios distintos, podemos perder algunos hábitos higiénicos. Así que toca retomarlos y mejor si es con horarios fijados ya que así los automatizamos y se hacen con más facilidad sin tener que discutir sobre si hacerlos o no hacerlos o hacerlos ahora o más tarde.

4. Cooperación en casa

Es importante que a medida que se acerca el día de la vuelta al cole, vayan restando tiempo de ocio para que al volver al cole les suponga menos frustración ese aspecto. Para ello podemos establecer qué tareas domésticas se esperan del niño en el día a día y añadir alguna más que le ocupe un tiempo que durante el curso le ocuparán los deberes. También, las dinámicas de cooperación en casa entre todos hacen que no haya nadie especialmente estresado con ello, lo cual puede favorecer discusiones y ambiente tenso.

5. Preparación de materiales

Este aspecto trata de evitar que lo dejemos todo para última hora. Se deben comprar y preparar con tiempo todos aquellos materiales necesarios para que estén listos el día de la vuelta al cole. Dejarlo todo para última hora sería un estresor sumado a propio cambio y no es nada conveniente, más bien conviene lo contrario, hacer todo lo posible para no estresarnos y ganar tranquilidad.

También es importante familiarizar al niño con la agenda e ir mentalizándole de la importancia de su uso desde el primer día. Una agenda colorida y que le resulte atractiva ayudarán a motivarlo a usarla y comenzar a poner su nombre en ella, los nuevos horarios, etc.

6. Normas

Este aspecto es de gran importancia. Que haya normas en casa genera un ambiente más tranquilo en casa y de menos discusiones y favorece una mejor convivencia. Pero para establecerlas es importante hablarlas y pactarlas hasta cierto punto. No debe dictarlas el niño, pero tampoco los padres de manera unilateral. Hacer entender y razonar la necesidad de esas normas y obtener la conformidad del niño hará mucho más fácil establecerlas y cumplirlas.

Será fundamental el ejemplo. Los niños imitan a los padres y se les hace muy complicado entender que haya cosas que tienen que respetar ellos mientras que sus padres hacen lo contrario.

Es importante que, al saltarse las normas, existan unas consecuencias razonables, lógicas y relacionadas detrás; así como un refuerzo positivo verbal y afectivo si se cumplen correctamente. El agradecimiento sincero por el esfuerzo realizado es un refuerzo muy potente.

Por último, anticiparlas e informarlas. Se hablarán, se dejarán por escrito si es necesario para que sean fijas y se dirá a partir de qué día se pondrán en marcha. Estamos hablando de normas como los límites horarios de uso de tecnologías o de horarios de regreso del parque o de estar con los amigos, por ejemplo.

7. Fomentar el juego pedagógico

Es algo interesante que al acercarse la vuelta al cole vayamos fomentando más la reducción de juegos poco lúdicos por otros que estimulen funciones que serán necesarias para sacar el curso adelante como la memoria, la atención, la concentración, la organización y planificación, lectura y comprensión, etc.

8. Comprensión y paciencia

Aunque hagamos grandes esfuerzos por llevar todo esto a cabo, hay niños que les cuesta mucho trabajo adaptarse a todo esto, aunque se haga con tiempo y de manera correcta. Son niños que tardan uno o dos meses en adaptarse del todo y durante este tiempo sienten una gran frustración y alteraciones emocionales que dificultan el día a día. Es imprescindible la comprensión. No todos los cerebros funcionan igual y no ganamos nada volviéndonos todos locos a gritos y castigos épicos todos los días. Será todo peor. Más imprescindible aún es la paciencia. El niño se acabará adaptando, pero necesitaremos perseverancia en las normas, horarios y rutinas. Al principio tendremos que ser más flexibles e ir exigiendo poco a poco, siempre intentando dar pequeños pasos adelante. Si pretendemos ir más rápido de lo que el niño puede ir… lo pasarán mal todos y cada uno de los que convivan en esa casa.

Como última reflexión: si es un estrés bastante grande para los adultos el retomar la rutina, imagina para un niño.

 

Espero que puedan seros de ayuda estas claves y que tengáis un feliz comienzo de curso.

Ánimo y saludos.

 

Patricia Vílchez Las Heras

Psicóloga sanitaria infanto-juvenil

Colegiada 21639