“Lo poco gusta, lo mucho cansa”
Este es un refrán que nos dice que el exceso molesta incluso si se trata de algo agradable.
Y esta es la clave de lo que a muchos nos pasa estos días de exceso de luces, exceso de adornos, exceso de dulces, exceso de regalos, exceso de celebraciones, exceso de consumos…
Mucha gente me habla de estas fechas con desgana y hartazgo, y es que hemos convertido estas fiestas en una sucesión de compromisos sin fin. En este punto de las celebraciones ya hemos atravesado la primera recta de la travesía y nos quedan un par de rectas más, … Todavía estamos a tiempo de reflexionar y no acabar hartos de Fiestas.
Los motivos de cada uno para aborrecer estas fiestas dependen un poco del papel que a cada uno le toque jugar. Las mujeres tradicionalmente se llevan la peor parte, porque sobre ellas recae la carga de cocinar, decorar, limpiar, comprar los regalos, … y aunque en los últimos tiempos pareciera que todo es más equilibrado en cuanto al reparto de tareas, la realidad es que en la mayoría de hogares la carga de estas fiestas recae en las mujeres. Y aquí el exceso también pasa factura. A todas nos gusta organizar una comida o una cena de vez en cuando, pero 3 o 4 seguidas no. Es excesivo. Y aunque se repartan las comidas y vayan rotando las casas, las mujeres siempre acaban trabajando en la suya y en la de las demás.
Otros lo que peor llevan son las tensiones que se originan en algunas mesas. Tener que compartir mesa con alguien con quien uno no tiene la mejor de las relaciones, es difícil. Y en este caso el exceso también pasa factura. Una comida de 2-3 horas de duración es soportable y hasta agradable o conciliador, pero comidas que se alargan hasta la cena o tener que compartir varías reuniones en pocos días acaba deteriorando aún más la relación.
Hay quien lleva fatal el consumismo de la época, pasear por las calles y ver todo siempre hasta los topes de gente comprando. O el verse obligado a comprar regalos sin saber qué comprar sabiendo que la persona a la que te toca regalar no necesita nada de lo que estas comprando.
Para no alargarme más y acabar como el refrán, diré que la clave podría estar en simplificar.
Simplificar en todos los aspectos. Menos reuniones, menos regalos, menos comida, menos dulces, menos obligaciones, menos … porque como dice otro refrán “menos es más”.
Felices Fiestas!
Laura S.