La psicología inversa busca conseguir el contrario de aquello que verbalizamos. De hecho, se utiliza mucho en la crianza, el marketing, etc. Por eso, diríamos que trabaja manipulando la resistencia de una persona.
Por ejemplo, un padre que quiere que su hijo deje de fumar, le diría, fuma, fuma, a mí no me hace nada, puedes hacerlo tanto como quieras.
La entrevista motivacional es una técnica de intervención psicológica que busca el cambio en el cliente. Pero a diferencia de la psicología inversa, no es manipulativa y se centra en el respecto al paciente. Tanto es así que, ayuda a explorar, resolver contradicciones, y, intenta ser, en todo momento, una técnica colaborativa y de acompañamiento, muy utilizada en las adicciones.
Siguiendo el mismo ejemplo, del joven que fuma y el padre querría que dejara de hacerlo. Desde la entrevista motivacional, el padre intentará que sea el hijo el que verbalize las ventajas de dejar de fumar. Así, dejará que verbalize: cómo sería tu vida, que ganarías, como te encontrarías si dejaras de fumar.
Qué deberíamos hacer?
Por ello, cada vez que verbalizamos algo en voz alta, lo estamos reforzando mentalmente. Asi, cuanto más integrado se tenga, más fácil es que se tome una decisión en aquel sentido.
Siempre, ante cualquier toma de decisiones tenemos unos pros y unos contras. En este caso, si yo mismo verbalizo los pros, es más probable que lo haga. En cambio, si es otra persona la que me verbaliza los pros, es más fácil que yo me vaya a los contras. Por aquello de la psicología inversa….
Por lo tanto, es como si toda la vida, hubiéramos aplicado la psicología inversa, cuando no tocaba, ni funcionaba.
En definitiva, si creemos que el cambio hacía A será mejor para aquella persona, ayudémosla a que llegue a verbalizarlo ella misma, que vaya sola (pero con ayuda). Si yo le verbalizo con insistencia A, lo más probable es que tienda hacia B.
Así nos lo explica la técnica de la entrevista motivacional, y así es como intentamos trabajar en Think.
Marta Santaeulària
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