En Terapia infanto - juvenil

Si eres esos padres o madres que ya no saben qué hacer para que su hijo o hija haga caso y se porte mínimamente bien seguramente te interesa este post. Aquí encontrarás algunas herramientas que quizás no habías probado o quizás sí pero no con la suficiente perseverancia o consistencia o quizás no de la manera correcta.

Los niños y niñas son personas en proceso de aprendizaje de muchas cosas. También los adultos aprendemos cada día pero los niños y niñas mucho más. Tienen que aprender lo que está bien, lo que está mal, lo que se espera de ellos, entender qué es esto que siento y qué hago con ello. Los niños y niñas que normalmente tienen problemas de conducta a menudo es porque no toleran bien la frustración.

Los adultos (aunque no todos…) hemos aprendido que la vida tiene días bonitos y días feos, momentos agradables y momentos desagradables, cosas que salen bien y cosas que salen mal, gente que nos trata de una manera y gente que nos trata de otra, cosas que hacemos bien y cosas que hacemos mal, etc. La cuestión es que las cosas positivas se aprenden a gestionar muy rápido, pero las negativas todos sabemos que cuestan más.

Algunos niños y niñas lo aprenden más rápido que otros y a los que les cuesta más, pues más problemas de conducta tendrán. Son niños y niñas que ante las contrariedades (cosas que no les gustan) se quejan, gritan, lloran, dan golpes, desobedecen a toda costa e incluso se ponen agresivos/as. Todo porque no toleran la frustración, no la aceptan y su mente y su cuerpo se ponen en LUCHA por evitar a toda costa aquello que no les gusta.

Vamos a ver cómo podemos actuar los padres para facilitar que adquieran una mejor tolerancia a la frustración.

 

Pautas breves para mejorar la conducta de tu hijo o hija

Hacer equipo
  • Es importante que los dos progenitores vayan a una. Eso significa que deben mantener SIEMPRE la misma postura ante el menor. Si madre dice A, padre dice A y si padre dice B, madre dice B. Esto requiere que las cosas se hablen en privado para llegar a acuerdos y mantenerse unidos en  las pautas educativas. Al niño o niña le viene muy bien, para salirse con la suya, que los padres estén enfrentados, que uno sea más permisivo que el otro o que uno desautorice al otro delante suyo.
Reforzar
  • Es importante reforzar (premiar) todas aquellas conductas positivas del menor que nos interese aumentar y que sean un tanto incompatibles con las que queremos eliminar o reducir. Tenemos que entrenar nuestro foco de atención en estas conductas ya que nuestra capacidad atencional, de manera automática, se dirige hacia aquello que nos molesta y nos llama más la atención.
  • El refuerzo más frecuente debe ser de tipo verbal o afectivo (palabras de elogio y valoración de gestos de aprecio) y menos frecuentes los premios materiales (los cuales se pueden utilizar para motivar al menor a realizar tareas que le conduzcan a una meta a largo plazo, por ejemplo, sacar buenas notas a final de curso).

Normas, límites y sanciones
  1. Hay que establecer unas normas y unos límites en casa. Mejor pocos y bien establecidos que muchos e irregulares. El niño o niña debe saber qué se espera de él o ella exactamente. Es decir, además de establecer normas se le deben explicar claramente así como las sanciones que se aplicarán si se incumplen.
    Las sanciones aplicadas por el incumplimiento deben ser:

    1. Proporcionales: ni demasiado pequeñas de manera que le dé igual ni demasiado grandes como para que se desmotive en cumplir normas en adelante.
    2. Contingentes al incumplimiento de la norma. Cuanto más próxima en el tiempo sea la sanción al mal comportamiento más efectiva será.
    3. Regulares y consistentes. Las sanciones que corresponden a una conducta negativa se aplicarán SIEMPRE. No un día sí y al otro no. Se aplicará enteras, una vez se ponen no marcha atrás. No se negocian una vez se han aplicado.

Ir aplicando estas pautas a menudo cuesta tiempo y entrenamiento ya que si no se está acostumbrado a actuar así cuesta adquirir un control emocional suficiente para llevarlas a cabo. Si aún así no lo consigues es hora de pedir ayuda profesional. Cuanto antes mejor.

Patricia Vílchez Las Heras

Psicóloga sanitaria infanto-juvenil

Colegiada 21639