En terapia cognitiva conductual, Terapia individual

En think trabajamos básicamente desde un enfoque cognitivo-conductual. Más concretamente, utilizamos bastante la Terapia Racional Emotiva de Ellis. A grandes rasgos, la idea es detectar aquellos pensamientos irracionales que generan emociones insanas y negativas como pueden ser la ansiedad, la depresión, la culpa, la vergüenza, etc.

A estos pensamientos irracionales yo les llamo pensamientos trampa.

Me explico. Cuando se piensa algo, no tiene por costumbre ponerlo en duda. Lo que pensamos lo creemos. Tampoco estamos demasiado acostumbrados a fijarnos mucho en los pensamientos. Las personas a menudo decimos: «me siento mal porque él me ha hecho tal cosa». Pero no paramos a analizar si es objetivamente lo que me ha hecho, o bien, es como yo interpreto lo que me ha hecho, lo que provoca el malestar.

Por ello, yo siempre pongo un ejemplo. Imaginemos que hay un amigo que hace tres años que no nos ha dicho nada y de repente nos llama hoy. Si yo por dentro pienso que podrá explicarme que ha hecho estos tres años y que podemos tomar un café juntos, probablemente me sentiré bien y dispuesta a quedar.

Pero ¿qué pasará si yo me digo: «Qué cara tiene, tres años sin decirme nada,…seguramente me quiere pedir algún favor»? Efectivamente, es un pensamiento trampa y en consecuencia me sentiré mal. El hecho era exactamente el mismo, pero lo que yo me digo por dentro, mi pensamiento, es lo que va a modificar mi estado anímico.

Por eso es tan importante estar atentos a los pensamientos trampa. Para detectarlos, discutirlos o dejarlos pasar sin darles importancia. La pista más clara para su detección es observar nuestro estado anímico.

Efectivamente, si a mi alrededor no ha pasado nada realmente catastrófico, pero me siento muy mal, no lo dude, es que algún pensamiento trampa se ha colado en su mente. Se trata entonces de parar un momento identificar desde cúando me siento mal, y recordar que he estado pensando durante ese rato.

Les animo a aprender a identificar estos pensamientos y aprender a cambiarlos por pensamientos más saludables y positivos. Quizás al principio resulta un poco forzado. Sin embargo, con la práctica podremos ir interiorizando una manera más sana y racional de pensar. Su estado anímico, sin duda, mejorará.

Es por eso precisamente que les llamo trampa, porque ponen trabas a nuestra felicidad.

Marta Santaeulària 8.318