En Terapia infanto - juvenil

A veces nos cuesta lidiar con el “mal comportamiento” de los niños. Pongamos un ejemplo. Un niño no quiere hacer los deberes, cada tarde monta una rabieta y se produce una fuerte discusión en casa.

Entendamos qué hay detrás

Los niños no se portan mal porque sí. Una conducta poco deseable puede esconder un malentendido, una preocupación, un malestar emocional o una necesidad no cubierta (como el descanso o el juego). Imagínate: el niño está cansado y, como consecuencia, se muestra más impertinente y demandante.

Nos pasa a todos, pequeños y grandes. Si nos sentimos bien somos agradables; mientras que cuando no estamos en nuestro mejor momento podemos ser más bruscos, pensar menos en los demás o no mostrarnos muy educados. Con los niños existe la agravante que no tienen los mismos recursos para regular sus emociones, motivo por el cual puede aparecer el mal comportamiento.

Ante eso tenemos dos opciones:

  1. Interpretación superficial: nos tomamos su conducta como un desafío a nuestra autoridad que hay que parar mediante un castigo de la conducta o una retirada de sus privilegios. Iniciamos la indefensión aprendida, ese bucle de malestar – mala conducta – castigo – más malestar y conseguimos el efecto contrario: el niño pierde la esperanza, le acaba dando igual el castigo y deja de esforzarse para mejorar.
  2. Entender la mala conducta como un malestar al que tenemos que atender: acompañar sus emociones y tratar de averiguar qué está pasando: problemas en la escuela, con las amistades, con los hermanos, aparición de miedos, etc. Tras la charla, la conducta mejora.

Esperemos que la segunda opción te haya convencido más y la intentes poner en práctica con tus peques. Eso sí, recuerda: ¡no todo vale!: no debemos tolerar faltas de respeto, insultos, amenazas, ni tampoco usarlas nosotros mismos. Entendámoslas como fruto de la desesperación y seamos firmes a la hora de transmitir que todos merecemos ser tratados con respeto.

Y, como siempre, no dudes en consultarnos si necesitas ayuda.

Iris Ramon Torres

Neuropsicóloga (colegiada núm. 26206)