En Terapia individual

Reconceptualizando el miedo

Que levante la mano quien haya pensado alguna vez “No puedo hacer esto por qué tengo miedo”, “El miedo me impide hacerlo”

Unas cuantas personas, ¿verdad? (Yo también estoy levantando la mano)

Y no sólo lo decimos, si no que nos parecen argumentos de peso.

Dejamos de hacer aquello que nos proponemos, convencidos de haber evitado el miedo y estar a salvo y, de regalo, nos sentimos menos capaces y algo más pequeños para la próxima vez.

Algo nos falla. Vamos a verle las orejas a este lobo:

 

El miedo NO te impide hacer cosas. Es una decisión tuya

¡Sentir miedo es un fastidio pero no un impedimento real!

No hay nadie ni nada que esté agarrándote del brazo y te esté impidiendo que escribas ese mensaje de texto ¿verdad? Nadie te está sujetando las piernas y bloqueando la entrada a ese auditorio. El miedo no está físicamente en ningún sitio, no existe, es algo inventado.  El miedo no es una barrera física, es una barrera mental. Tú decides no hacer algo cuando sientes el miedo.

 

El miedo no es una variable, es una constante

Pero no hacer algo por miedo vuelve a ser otro error. Creemos que si evitamos enfrentarnos a eso que nos da miedo éste desaparecerá. Falso. Que no lo sintamos no significa que no lo tengamos. Resulta que, todo lo contrario, el miedo se acrecienta y ese peso, lo llevamos a cuestas allá dónde vayamos.  El miedo no está en las cosas externas, en el auditorio, en el mensaje que enviamos, en aquello que nos sale mal…. Da igual que nos alejemos de todo eso, el miedo está dentro de nosotros. O dicho de otra forma, no es una variable, en realidad es una constante. Por tanto, el miedo no debe ser la condición para decidir hacer o no hacer algo.

 

Detrás de la barrera del miedo

Y en este punto viene la magia. Una vez entendemos que el miedo es sólo una barrera mental, que no desaparece si lo intentamos evitar y que, por tanto, es una constante, toca descubrir lo verdaderamente importante: lo que hay detrás.

Apunta esto a fuego: Detrás del miedo SIEMPRE hay un aprendizaje.

Ponte en el caso de alguien que tiene miedo a realizar una charla delante de un auditorio lleno de gente. ¿Qué aprendizaje tiene detrás del miedo? Aprender a permitirse errores, a que uno no es un inepto por no ser perfecto, a que la buena opinión de los demás es deseable pero no necesaria, que el objetivo de la charla es que las personas entiendan el mensaje no caerles bien, etc …

Alguien que tiene miedo a enviar ese mensaje de texto, quizás deba aprender a decir adiós, a no sentirse culpable cuando sigue sus necesidades, que sus necesidades son tan importantes como las de los demás, etc…

 

El miedo es sólo un aprendizaje. Nada más, ni nada menos. Y cuando hacemos ese aprendizaje, el miedo desaparece de verdad.

Cada vez que tengo miedo me hago la misma pregunta: ¿Bibiana, qué tienes que aprender aquí?

 Stephen King decía “El momento más aterrador siempre es justo antes de comenzar”. 

¿Te atreves a aprender algo hoy?

 

Bibiana