Recientemente me he leído un libro de Montse Barderi, llamado «Manal de amor aristotélico para mujeres del siglo XXI». Recojo de este breve, e interesante escrito, una de las muchas ideas que he encontrado, y que da título a mi post de hoy: La cultura entrena.
Como dice la autora, a ninguno de nosotros nos ocurre dudar que para ser un buen deportista hay que entrenar. Cierto. Entrenar es preparar a personas para desarrollar una actividad. A menudo esta preparación se basa en la repetición que nos permite adquirir cada vez más destreza en la actividad que sea. Así pues, si entrenamos para hacer mejor un determinado deporte, o ensayamos para tocar mejor un instrumento, por qué no entrenar en la cultura? Acostumbrarnos a ir a ver buenas películas, obras de teatro o musicales, ir a la ópera o leer poesía.
A menudo determinadas expresiones de la cultura no nos gustan, pero quizás es porque no hemos aprendido a valorarlas, porque no las hemos entrenado bastante. Si de pequeños nos acostumbran a una determinada cosa, es mucho más probable que lo interiorizamos. Quizás vale la pena entrenar por repetición, probarlo más de una, dos o diez veces, poner paciencia y esfuerzo.
La pregunta es ¿por qué ?, porque habría que hacerlo? Pues porque la cultura aporta conocimientos que facilitan la integración y la comprensión de otros, por lo tanto contribuye al crecimiento personal. Y no sólo eso, la cultura nos ayuda a formarnos, nos da identidad y carácter, en resumen nos hace personas más completas, y por tanto, mejores.
Dicen que todo lo que cuesta vale la pena, es cierto que hay aspectos culturales más fácilmente asimilables, pero pienso que vale la pena poner esfuerzo y dedicación en los que lo son menos. Desde las escuelas, como padres, como individuos, tratamos de fomentarla, por nosotros y por nuestro entorno. Y dicho sea de paso, en los tiempos que corren, que no nos quiten la cultura. Y que los reyes magos nos traigan mucha!
Marta Santaeulària 8.318