Cuando hablamos de una buena comunicación de pareja no nos referimos a si se hablan mucho o poco las cosas. Se puede hablar mucho de un tema pero no entender nada de lo que el otro nos está intentando decir o al revés. Hablamos de la capacidad de entendernos, de llegar a acuerdos y de saber expresar nuestra necesidades de manera adecuada. Hay parejas que hablando poco se entienden perfectamente y parejas que se enredan en diálogos interminables sin llegar a nada.
Cuando surge un conflicto en la pareja, el objetivo no es ganar haciendo perder al otro, sino vecer juntos. Encontar una solución satisfactoria para ambas partes. Según la teoría de juegos de Neumann, es lo que llamamos un juego de suma distinta a 0, es decir, un juego en el que ambos ganan o ambos pierden porque el objetivo final es común. Entendemos la pareja como un equipo con unos objetivos vitales comunes y por ello ganamos juntos o perdemos juntos como pareja.
Cuando nos salimos de este marco de colaboración mutua y jugamos de manera individual buscando satisfacer nuestras necesidades y objetivos sin tener en cuenta las necesidades y objetivos del otro miembro de la pareja, puede que ganemos a corto plazo pero la pareja como tal se resiente.
A la consulta me llegan muchas parejas a las que esta manera de funcionar en la que ante un conflicto uno gana y el otro cede les ha acabado pasando factura. A nadie le gusta ceder eternamente y a medio-largo plazo el que suele ceder se cansa de hacerlo y el que suele ganar no entiende por qué ahora es todo tan difícil. Y nos encontramos a una parte quejándose de lo mucho que ha cambiado su pareja “antes nos entendíamos muy bien, estábamos de acuerdo en todo, ha cambiado, ahora le molesta todo…” y a la otra parte reclamando que siempre han habido diferencias pero que antes cedía para no discutir. Es imposible sostener en el tiempo una situación en la que sistemáticamente uno cede para evitar el conflicto.
Ante un conflicto es importante entender qué necesidad tengo que no se está cubriendo y saber expresarla adecuadamente pero sobretodo es importante escuchar y entender también las necesidades de la otra parte, buscando la mejor solución para ambos. Tal y como decía al principio no se trata tanto de hablar mucho sino de escuchar de verdad.