Eva Ilouz, en su obra Porque nos hace daño el amor?, atribuye el enfriamiento de la pasión amorosa a la racionalización del amor y a la ampliación de la tecnología de la elección.
Desde hace unos años, no es extraño que muchas, muchísimas parejas se formen gracias a webs, plataformas y aplicaciones como meetic, tender, poof, gent com tú y otras muchas. Si bien, esto es cierto, no es menos cierto que muchas parejas rompen también gracias a las mismas aplicaciones. Parece una contradicción pero no lo es.
El filósofo de origen coreano Byung–Chul Han escribe a su libro “La agonía del Eros”: “El amor se positiva hoy como sexualidad, que está sometida, a su vez, al dictado del rendimiento. El sexo es rendimiento. Y la sensualidad es un capital que hay que aumentar. El cuerpo, cono su valor de exposición, equivale a una mercancía. El otro se sexualizado como objeto excitante. «No se puede amar al otro despojado de su alteridad, solo se puede consumir”. estoy bastante de acuerdo, en una sociedad capitalista y consumista, hemos conseguido hacer del ”otro” un producto más a consumir.
Hace unos años las personas se enamoraban de compañeros de la Universidad, de trabajo, vecinos, amigos, conocidos y de todas aquellas personas que formaban parte de su círculo social y físico. La llegada de las nuevas tecnologías ha hecho que podamos contactar de forma rápida, para no decir inmediata, con personas otras ciudades y países, gente de diferentes culturas, diferentes creencias con fisonomías exóticas y lejanas. La “oferta” se ha ampliado de forma casi ilimitada. Podemos establecer relaciones con personas, podemos incluso llegar a formar pareja con personas, que sino fuera por estas tecnologías nunca se hubieran cruzado en nuestras vidas. Y esto, parece que tiene algo de positivo. Sí, lo parece. Pero a la vez, uno se da cuenta, por la experiencia en consulta, haciendo terapia y fuera de las terapias que muchas de estas personas, se convierten en consumidores y van saltando de una pareja a otra siempre buscando, vía estas webs a las cuales me refería antes, (de hecho, muchas de estas personas, ni siquiera están en pareja, dejan de hacerlo). Quizás no han encontrado a la persona que buscaban, quizás no, pero cómo dice el psicólogo Schwartz: “Elegir entre muchas opciones no nos ha hecho más libres sino más paralizados, no más felices, sino más insatisfechos”.
Todo es una rueda, y siempre, siempre podemos caer en el error de pensar que podemos encontrar en alguien más atractivo, más inteligente, más interesante, más, más, más. De aquí quizás, la angustia del Tinder. Porque la angustia, por definición, aparece cuando ante un reto o situación pensamos que podemos hacer algo, y teniendo las herramientas que tenemos siempre habrá quién pensará que puede encontrar a alguien “mejor”. Hagamos pues, un buen uso!