Establecer límites sanos es fundamental para el bienestar emocional propio y en nuestras relaciones. Los límites son líneas imaginarias que definen lo que es aceptable y lo que no.
Cuando no nos ponemos límites a nosotros mismos o a los demás, podemos caer en excesos poco saludables, en la sobrecarga física, emocional, en el resentimiento y la frustración crónica.
Señales de que no pones límites o de que éstos son débiles:
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Das demasiado
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Eres incapaz de decir que no
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Tiendes a complacer en exceso
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Priorizas a los demás y sus necesidades, por delante de las tuyas
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No te sientes valorado por lo que haces
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Te sientes agotado física y emocionalmente
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No tienes tiempo para ti mismo
¿Cómo establecer límites saludables?
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Reflexiona. Sobre tus necesidades, tus valores, tus responsabilidades, tus deberes y las actividades que realizas. Normalmente las áreas en las que con más frecuencia necesitamos límites son: la familia, el trabajo, las amistades, las relaciones sentimentales y la tecnología. Identifica en qué áreas de tu vida te sientes agotado, qué valores no estas respetando, a qué actividades te gustaría dedicar menos tiempo.
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Comunica con claridad: Expresa tus límites y tus necesidades de manera asertiva. La gente no sabe lo que quieres o necesitas, dejarlo claro es responsabilidad tuya.
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Sé consistente: Mantén tus límites. Los demás aprenderán a respetarlos en la medida que tú los respetes.
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Acepta las reacciones de los demás: No todo el mundo reaccionará bien ante un límite, pero recuerda que establecer límites es tu derecho y no tiene que gustar.
Poner límites no te hace egoísta; te permite ser auténtico, proteger tu autoestima y construir relaciones más sanas.
Laura S.
21209