Con el inicio del nuevo curso escolar conviene recordar los tipos de intervención que pueden requerir nuestros peques en cuanto a soporte educativo. En este post intentaremos aclarar las dudas frecuentes que suelen aparecer en consulta cuando se realiza un diagnóstico de trastorno de aprendizaje o alguna alteración en el rendimiento académico de nuestros hijos.
¿Qué opciones tenemos?
- Refuerzo escolar: es una estrategia pedagógica orientada a mejorar el aprendizaje y el rendimiento académico en estudiantes.
- Reeducación psicopedagógica: es una intervención orientada a la recuperación de las funciones normales de niños o adolescentes que presenten dificultades que afecten al aprendizaje, como la dislexia, el TDAH, la discalculia, dificultades de atención, de lenguaje, hiperactividad, impulsividad, etc. Busca mejorar la relación del niño con sus procesos de aprendizaje, ofreciéndole herramientas y estrategias para poder hacer frente a estas dificultades y así poder mejorar sus recursos, logrando desarrollar competencias y capacidades cognitivas que permitirán aumentar su rendimiento académico.
- No recibir intervención: permitir que el niño trabaje autónomamente o ayudarle desde casa sin intervención de ningún profesional.
¿Qué tienen en común estas opciones?
- Se dirigen a niños, adolescentes o jóvenes estudiantes.
- Ofrecen apoyo en el ámbito educativo.
- Buscan mejorar el aprendizaje y el rendimiento académico.
¿En qué se diferencian las intervenciones?
- Profesional: mientras que el refuerzo escolar suele llevarlo a cabo un maestro, profesor o un experto en un ámbito concreto; la reeducación psicopedagógica la realiza un experto en trastornos del aprendizaje.
- Formato habitual: el refuerzo escolar puede llevarse a cabo tanto de forma individual como grupal; mientras que la reeducación psicopedagógica es fundamentalmente individual.
- Objetivo principal: mientras que el refuerzo escolar se centra en mejorar el rendimiento académico del alumno, la reeducación busca mejorar la relación del alumno con los procesos de aprendizaje, obtener recursos y aumentar su autoestima en el ámbito académico. En este último caso, el rendimiento académico mejora como consecuencia.
- Foco de la intervención: el refuerzo escolar se centra en el trabajar los contenidos y conceptos de las áreas más deficitarias; mientras que la reeducación trabaja en la recuperación de la función/las funciones alterada/s, y en el uso de herramientas y estrategias.
- Perfil del alumno: el alumno que recibe refuerzo escolar es alumno sin diagnóstico ni sospecha de él, y sin dificultades o problemas emocionales asociados al aprendizaje. El alumno que recibe reeducación es un alumno con un diagnóstico o sospecha de él, o una dificultad que afecte al aprendizaje y que requiere intervención.
¿Cómo tomo la mejor decisión?
Aquí te dejamos unos indicadores para ayudarte a decidir por la mejor opción. Pregúntate:
- ¿Se ha realizado un diagnóstico específico de trastorno del aprendizaje (Dislexia, Discalculia, Trastorno del lenguaje…)?
- ¿Existe sospecha de la presencia de alguno de estos diagnósticos?
- ¿Tiene alguna dificultad que le afecte en el proceso de aprendizaje? (Inatención, hiperactividad, impulsividad…)
- ¿Tiene dificultades emocionales asociadas al ámbito académico?
- ¿Tiene un rendimiento académico inferior a sus posibilidades?
Sabemos que es un tema complejo así que, si tienes dificultades para decidir o te ha quedado alguna pregunta, ¡no dudes en consultarnos!
Iris Ramon Torres
Neuropsicóloga (colegiada núm. 26206)