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Los niños nacen dependientes del adulto que los cuida. Necesitan un apoyo físico y afectivo constante en sus primeros años de vida.

Cuando aparece alguna circunstancia que reduce el tiempo y dedicación de los padres hacia el menor es cuando aparecen los celos. El niño siente que tiene que competir sobre ese cariño que tenía hasta el momento.


Cuando hablamos de celos infantiles pensamos que pueden aparecer con la llegada de un nuevo hermano a la familia. En cambio, los niños sienten celos en muchas otras situaciones, como por ejemplo cuando hay algún otro niño que llama la atención de sus padres: un sobrino, vecino, hijos de amigos, etc.
O en una familia monoparental, cuando los niños tienen que compartir ese amor con el nuevo miembro de la pareja.
Sea cual sea la situación en la que se produzcan los celos, lo cierto es que, por ejemplo, tener miedo de perder el amor y atención de sus padres es una emoción desagradable para el niño y no debe ser ignorada ya que podría derivarse a otras emociones como la rabia o frustración.

Hay una serie de señales que nos pueden dar pistas de que nuestro hijo siente celos y saber que podemos hacer como padres.


3 señales que lo padres pueden identificar si sus hijos sienten celos:


1. Una señal son las regresiones, con esta señal podría estar ocurriendo algo a nuestros hijos y si coincide con la llegada de un hermanito podría ser síntoma de celos. Es decir, sería que volvieran a fases anteriores que ya dominaban. Por ejemplo, si el niño ya dormía en su habitación y empieza de nuevo a irse a la cama de papá y mamá, o empieza a hacer pipi en la cama, o vuelve a tener rabietas intensas como las que tenia de pequeño o empieza a hablar como si fuera un bebé.

2. Otra señal podría ser que su conducta habitual ha cambiado y se muestra más apagado. Por ejemplo, si tu hijo ya no quiere comer porqué ha perdido el apetito o no quiere jugar.

3. Y otra señal podría ser que su comportamiento fuera más agresivo. Que dejara de obedecer y desafiara las normas de casa.

Aunque su hijo muestre una actitud retadora, es esencial como padres mantener la calma y ponerse en su lugar para comprender que puede estar pasando.


Una vez hayamos identificado que nuestro hijo siente celos, ¿Qué podemos hacer?


Lo primero, es solucionar estos celos. El hecho de pensar que “ya se le pasará” puede ser peor porque puede derivar en ansiedad o depresión infantil.

Segundo, es escuchar y hablar con el niño celoso. Podemos preguntarle cómo se siente, qué le preocupa y qué necesita para dejar de sentirse así. Decirle que aunque se sienta así, no han dejado de quererlo y van a quererlo siempre.

Debemos dedicar tiempo a nuestros hijos. Establecer un ratito diario ayudará a que tu hijo se sienta querido, seguro y confiado. Por ejemplo, leer un cuento, cantar una canción o cocinar juntos.

 Otra manera seria fomentar la relación entre hermanos enseñándoles a compartir. Por ejemplo, haciendo juegos de cooperación, momentos de compartir juegos, hacer planes en familia, etc.

Y finalmente, es importante no hacer comparaciones entre hermanos ya que puede afectar en la autoestima. A cada uno se le da bien cosas distintas y son estupendos. Cada hijo es diferente, único y especial. Un ejercicio que va muy bien y salen cosas interesantes es pedir a cada uno que diga tres cualidades positivas o características buenas del otro.

En caso de que los celos perduren en el tiempo se debería consultar a un profesional  para que pueda evaluar que está pasando y ver si hay algo más detrás de estos comportamientos y actitudes.


Cristina Gras Sala
Psicóloga Infantil y juvenil
col. 22897