Uno de los pensamientos más devastadores a los que puede llegar el ser humano es: Qué sentido tiene la vida?
Ciertamente, es un pensamiento peligroso, yo diría que el que más, porque puede arrastrarnos a una depresión grave, ansiedad, desesperanza, desmotivación, etc.
Uno empieza preguntándose un día cualquiera, por casualidad, porque estoy en este trabajo, porque cocinar cada día, para que hacer deporte… Si total vamos a morir. Así es como llega a la conclusión de que nada tiene sentido. Con el sinsentido llega la desmotivación, porque dejan de existir motivos válidos que, finalmente, son el motor de la acción. La tristeza se apodera de nosotros y lo que es peor, a lo que esta nos puede llevar. Una persona triste y desmotivada es fácil que caiga en alguna adición o relación tóxica. Por otro lado, también existe el riesgo de que acabe involucrándose con algún grupo sectario que puede vender al individuo desmotivado un falso, inventado y prefabricado sentido de la vida. Evidentemente, para aprovecharse de esa persona vulnerable en beneficio propio.
Por todo ello, hay que aprender a dejar pasar estos pensamientos tan saboteadores, tan tramposos, y centrarnos y poner nuestra atención en el corto plazo.
Así pues,es cierto que la vida, mirada a largo plazo, puede parecer que tenga poco o ningún sentido. Por ello, es importante estar en el presente, involucrarse en el momento, porque ahí sí que la vida tiene sentido, todo lo hacemos por algo. Para ganar dinero, para estar más confortables, para mostrar nuestro amor, para cuidar y autocuidarnos, etc. Más allá de esto, yo apuesto por tres grandes sentidos que, creo, siempre deberían estar presentes en nuestra vida:
1. Divertirnos todo lo posible haciendo aquello que estemos haciendo en cada momento.
2. Intentar que lo que haga tenga una repercusión positiva en mi vida y en la de los demás.
3. Sentir que tenemos una vida para ser mejores personas, y entender el impacto positivo que eso puede tener en nuestro entorno.
Marta Santaeulària
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