Depresión navideña
Muchas personas manifiestan estos días que no les gusta la Navidad. Los motivos de esta queja son variados: exceso de consumismo, obligación de comidas y cenas familiares, echar de menos aquellos que ya no están, y un largo etcétera.
Sin embargo, las investigaciones demuestran que durante estos días la tasa de suicidios disminuye, al igual que la atención psiquiátrica, aunque en enero si hay un aumento, pero no durante las fechas navideñas.
Por lo tanto, tal vez el problema no es tanto estos días, sino lo que hacemos estos días y que tiene una repercusión negativa unos días después, es decir, durante el mes de Enero.
Pues está claro, durante las fiestas, comemos más y diferente (más azúcares, más grasas), bebemos más cantidad de alcohol, a menudo dejamos por unos días el deporte, y es frecuente que aquella actividad de ocio que realizamos quede paralizada por cierre durante los festivos, o suspensión por fiestas navideñas.
Esto, en resumen, supone romper la rutina, y éste, es un hecho a menudo positivo para el estado anímico de los humanos. Dejamos el trabajo por unos días, y hacemos cosas diferentes. El problema es que estas «cosas diferentes» que hacemos tienen una repercusión física. Estos cambios en la alimentación y el abandono de hábitos saludables acaba visualizándose en el estado anímico, principalmente, en un estado depresivo más propio de principios de año. Se trata un poco de lo mismo que pasa en Septiembre, tras las vacaciones de verano, donde al igual que en enero, la demanda de terapia aumenta considerablemente.
Para combatir esto recomendamos:
Comer y beber con moderación (si nos hemos excedido en una comida podemos compensarlo haciendo una cena ligera).
Hacer deporte (Aunque nuestro gimnasio esté cerrado o nos dé pereza ir, podemos hacer largos paseos, salir a correr, bailar, …).
No generar un exceso de expectativas (evitar pensar que serán unos días geniales, a menudo las personas nos enfadamos y entramos en conflicto sin calendario ni reloj. Y aún nos pasará más si vamos con la presión de que todo tiene que ir bien, pues estaremos más irritables y susceptibles de enfadarnos).
No hacer de adivinos, no caer en comparaciones. (A menudo tendemos a pensar que todo el mundo es muy feliz estos días).
Programar hacer alguna actividad agradable para enero: un curso, un viaje, un proyecto que nos ilusione, etc.
Pienso que estas pequeñas recomendaciones nos pueden ayudar, no sólo a pasar una Feliz navidad, sino a afrontar el Enero con más energía y ganas, esquivando la depresión o la tristeza, el agotamiento y la desmotivación.
En cualquier caso, Feliz Navidad a todos!
Marta Santaeulària
Col. nº 8.318