En Terapia individual, Terapia infanto - juvenil

El autoconcepto es la opinión que uno tiene de su persona y se verá reflejado en la manera en que se trata a sí mismo. ¿Qué visión tengo de mí mismo? y ¿me culpo de todo lo malo que sucede y no valoro nada de lo bueno que tengo?


A veces, el autoconcepto se confunde con la autoestima, aunque estén muy ligadas porque condicionan nuestros pensamientos sobre el yo. El autoconcepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos y la autoestima es de qué modo me valoro como persona.

En la etapa de adolescencia, de cambio y desarrollo, en la cual la persona está explorando su identidad y su propia personalidad es muy importante tener en cuenta el autoconcepto, ya que puede influir en la forma de relacionarse con los demás, su rendimiento académico y  a la hora de  enfrentarse a desafíos.

Cuatro formas que pueden dañar nuestro autoconcepto:

Por un lado, ser autocritico con cuidado es conveniente para aprender y crecer, pero una mala autocritica como: no caerse bien a sí mismo, no aceptarse (me gustaría ser más alto, guapo…) y rechazarse, es coger el mal hábito de estar haciéndose revisiones duras y fuertes que incrementa la insatisfacción con uno mismo y los sentimientos de inseguridad.


Por otro lado, autoeetiquetarse negativamente , uno se puede confundir la parte de un todo. Por ejemplo, en vez de decirte: “soy un cerdo”, si te dijeras: “no estoy comiendo correctamente”. Esta forma sería más adecuada y sería una crítica constructiva que no atacaría a tu valoración personal.


Otra forma sería la autoexigencia exagerada, es decir, ponerse metas y objetivos inalcanzables para ser feliz. A veces tenemos que ser autoexigentes, por ejemplo, un medico que ha de operar a un paciente. Pero cuando hablamos de personas en las que aparece el “debo destacar, “debo ser el mejor” y ya se vuelven obsesivos, puede ser perjudicial para uno mismo. Quizás la felicidad  no es ser el mejor, sino intentarlo honestamente y disfrutar del camino.


Otra forma sería pensar en los extremos (siempre, todo o nada). Por ejemplo: éxito o fracaso. El miedo a perder hará que ignores las aproximaciones a las metas de esos objetivos personales.


Cinco tips para salvaguardar el autoconcepto:

1. Intentar ser más flexible contigo mismo y con los demás.
2. Revisar tus metas para que sean alcanzables.
3. No centrarse solo en los errores, eso hará que se nublen tus logros.
4. Ser más respetuoso con tus acciones e intentar reducir tus autoverbalizaciones.
5. Intentar quererse la mayor parte del tiempo.

A veces, lo que piensas de ti mismo si es de forma dañina puede repercutir en tu día a día, tus decisiones y formas de relacionarte. Tener un buen autoconcepto te ayudará en tu bienestar general.


Cristina Gras Sala
Psicología infantil i juvenil
Col.22897