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La elección de la ropa de tus hijos puede tener una connotación más importante de lo que piensas.

Cuando son pequeños suelen aceptar los gustos y sugerencias de los padres, pero a medida que van creciendo y en la etapa de la adolescencia empiezan a querer más independencia. Están en un proceso de definirse como son, de buscar y descubrir su lugar en el mundo. Por lo tanto, van construyendo su identidad.

La forma de vestir es una de las primeras elecciones que nuestros hijos hacen para comenzar en ese proceso de autonomía y reafirmación. La imagen se vuelve muy importante. Además, es su forma para identificarse, es “su carta de presentación” en un grupo y para sentirse parte del mismo.

Esto conlleva a desmarcarse de las figuras paternas y expresar su individualidad, mostrando así cierta independencia a la hora de tomar sus propias decisiones. Y es posible que vaya cambiando y experimentando diferentes tendencias y estilos, incluso, pueden aparecer gustos extremistas antes de elegir su propio estilo.

Ideas para resolver el conflicto con la forma de vestir :

Empatizar. Lo principal es entender la importancia que tiene la imagen para los adolescentes. Quizás tus gustos son opuestos a los de tu hijo. Imponer tus preferencias o enfadarte porque no quiere ponerse la ropa que le has comprado, no estás teniendo en cuenta su opinión. Y si criticas su estilo, es posible que se revele aún más y, por lo tanto, la próxima vez  tu hijo va a elegir una pieza de ropa más exagerada. Hay que tener presente que ya no son niños pequeños y son seres individuales. Tomar distancia de las discusiones  en relación a la ropa que lleva y no tomarlo como algo personal, nos ayuda a entenderlos.

Ser flexible. Respeta su elección (dentro de unos parámetros), ya que tendrás que terminar aceptando. Lo mejor es escuchar sus argumentos y poder compartirlos con los tuyos para poder negociar y llegar a acuerdos que beneficien a ambas partes. Si te muestras más flexible en las decisiones, tu hijo estará más abierto a escucharte y tendrá más en cuenta tus consejos.

Poner límites. Hay líneas rojas que no son negociables. Es importante respetar la opinión, pero hay formas de vestir que no están permitidas o son negligentes. Tres ejemplos de límites:

  • La vestimenta tiene que ser coherente con el contexto.

No puedes ir con la misma ropa en clase, de fiesta o para ir a la playa. De esta forma respetamos al otro. Por ejemplo, si hay un evento donde hay que vestir de una forma concreta, podéis ir juntos a elegir, de esta forma él  se sienta cómodo y tú también estarás de acuerdo.

  • Tener en cuenta el clima para decidir qué tipo de ropa me puedo poner.

Es decir, elegir ropa que suden cuando hace mucho calor o ponerse enfermo por  elegir ropa no apropiada cuando hace frío.

  •  La vestimenta ha de ir acorde con la edad.

Si tu hija tiene 11 años no tiene que aparentar la imagen de una chica de 20 años. Esto se llamaría hipersexualización (exaltación de los atributos corporales en base a estereotipos sexualizados) que pueden vulnerabilizar a la persona, dañando su autoestima.

 

Cristina Gras Sala

Psicología infantil i juvenil

col. 22897