En Terapia infanto - juvenil

El objetivo de este post será resolver dudas y disminuir la incertidumbre de aquellos/as que nunca han llevado a sus hijos/as al psicólogo. A menudo es una decisión difícil debido a esto, a no saber cómo será este proceso, sobre todo en las primeras visitas.

Cuando debo considerar llevarlo/a?

Empezaremos por las razones. Es bien sencillo, no son necesarios grandes problemas para utilizar un servicio de psicología. Es suficiente con tener dudas respecto a la educación del menor o dudas con respecto a su estado psicológico. Si los problemas son menores o sólo se trata de dudas, con una o dos sesiones sería suficiente. Si, por el contrario, se trata de problemas más importantes, entonces se alargará más. Por lo tanto, tal vez mejor prevenir que curar, es decir, no esperes a que los problemas o dudas se agraven. A un psicólogo, cuanto antes mejor.

Como comienza el proceso?

También es sencillo, cuando nosotras recibimos tu llamada y se trata de menores, se deriva al departamento de infanto-juvenil. Desde allí se te llama, se te pide una breve explicación de cuál es la necesidad o problema y se te explica brevemente el proceso de evaluación, precios y otras dudas que puedan surgir. Finalmente, si estáis interesados, se concierta cita para primera entrevista.

La primera entrevista

En la primera entrevista se suele pedir que asistan los dos progenitores del menor (sean pareja o expareja) ya que el primer paso será firmar el documento para darnos consentimiento para realizar evaluación e intervención psicológica al menor. Se necesita el consentimiento de los dos, siempre y cuando ambos tengan la patria potestad. Aún así no es imprescindible la asistencia de ambos. En caso de ser pareja, puede venir uno de los dos y el documento se entrega para llevar a casa y devolverlo firmado por el otro progenitor en la siguiente visita. En caso de ser expareja y de que la relación no sea buena, se deberá realizar una entrevista a cada uno por separado. En el mismo documento se informará de nuestro sistema de protección de datos y de que tus datos estarán totalmente protegidos y toda la información recogida será confidencial.

A partir de aquí se recogen, en primer lugar, los datos (nombres de los miembros de la familia, datos de contacto de los padres, escuela del menor, tutor/a…) y, en segundo lugar, el motivo de consulta, ahora sí, más extensamente y con más detalles que en la llamada. Una vez recogidos los problemas principales por los que se pide ayuda se procede a realizar preguntas sobre los diferentes ámbitos de la vida del menor. Estos ámbitos van desde el sueño y la alimentación, pasando por la escolaridad y las relaciones sociales, hasta el estado afectivo, conducta y estilo educativo en casa. Se profundizará más o menos en cada ámbito en función de lo que ya se haya explicado previamente como motivo de consulta.

Finalmente, se entregan unos cuestionarios para la familia para rellenar en casa y otros para el tutor/a ya que es una fuente muy valiosa de información.

Segunda entrevista

En la segunda entrevista se recogen los cuestionarios entregados en la primera visita y se procede a realizar la entrevista al menor durante toda la hora. Esta entrevista comienza con una explicación tranquilizadora hacia el menor para que se sienta en un entorno seguro. Se le explica que lo que cuenta será confidencial (sí, también para los padres), que en este espacio no será juzgado/a, ni castigado/a, ni abroncado/a y que puede explicar todo lo que necesite. Establecido este clima de confianza y seguridad, se procede a recoger el motivo de consulta desde el punto de vista del menor. Esto es necesario ya que el problema no será vivido y percibido de la misma manera por el menor que por los padres. Ni tampoco serán iguales las prioridades.

Finalmente, y al igual que en la entrevista con los padres, se pregunta al menor sobre los diferentes ámbitos de su vida, ya mencionados antes, a fin de no obviar ninguna información que pueda ser importante o relevante.

Tercera visita

En esta tercera entrevista se administrarán al menor unos cuestionarios, que junto con los de los padres y el tutor/a, nos permitirán objetivar qué sintomatología hay presente. Con toda esta información, la subjetiva procedente de las entrevistas y la objetiva procedente de los cuestionarios, se dará una primera devolución a los padres sobre la orientación diagnóstica. Aunque a veces hay que alargar un poco más la recogida de información si el caso no se acaba de ver claro.

Por otra parte, en casos de menores adolescentes suficientemente responsables, esta sesión se puede ahorrar dando al menor los cuestionarios para hacerlos en casa.

Si durante esta evaluación, se detecta sintomatología de un posible trastorno del neurodesarrollo (TDAH, TEA…) y hay que ampliar la evaluación con pruebas neuropsicológicas, se procede a derivar el caso a nuestra neuropsicóloga, Iris Ramón. Ella administra las pruebas y realizamos posteriormente el informe en conjunto. Una vez finalizada la orientación diagnóstica, con informe o no, se explican las líneas de trabajo que se seguirán con el menor durante la intervención psicológica.

Durante dicha intervención se mantendrán los contactos necesarios con padres y tutor/a para ir todos hacia una misma dirección terapéutica. Incluso, algunas sesiones de intervención se pueden realizar con los padres para darles estrategias de gestión de los problemas en cuestión.

Conclusión

Si tienes sospechas de problemas o tienes dudas respecto al desarrollo de tu hijo/a o de su bienestar psicológico, no dudes y pide ayuda. Ya ves que el proceso de evaluación no es nada del otro mundo ni nada que se deba temer. Y cuanto antes, mejor pronóstico.

Patricia Vílchez Las Heras

Psicóloga sanitaria infanto-juvenil

Colegiada 21639