En Terapia individual

Las funciones cognitivas son todos aquellos procesos mentales que nos permiten realizar una tarea. Esta tarea puede ser tan sencilla como responder cuando oímos que alguien nos llama por nuestro nombre; o más compleja, como redactar un detallado informe para el trabajo.

Del mismo modo que es importante conocer nuestras emociones para aprender a gestionarlas, también resulta esencial familiarizarse con la inmensa capacidad de la que nos dota nuestro cerebro.

Las funciones cognitivas son innumerables y el cerebro es aún hoy en día un órgano misterioso del que queda mucho por comprender. Desde el siglo XIX hasta la actualidad, los avances en la neurociencia nos han permitido ir conociendo las capacidades del cerebro. Sin embargo, las funciones cognitivas son constructos difíciles de limitar y conceptualizar, por lo que es casi imposible llegar al consenso para una sola definición.

Algunas de las funciones cognitivas superiores más importantes son: atención, memoria, percepción, habilidades motrices, lenguaje y funciones ejecutivas. También hay otras como la orientación o el cálculo.

Atención: es la habilidad mental de generar y mantener un estado de activación que permita procesar la información de manera adecuada. Con la atención podemos elegir información específica entre muchos estímulos, tanto internos (como los pensamientos), como externos (como el movimiento). Por ejemplo, la atención nos permite focalizar en la conversación que tenemos con un amigo a pesar de encontrarnos en un lugar con muchos otros estímulos, como una cafetería.

Memoria: es el proceso cognitivo por medio del cual se codifica, almacena y se recupera una información determinada o un evento concreto. Es el proceso psicológico que nos permite aprender.

Percepción: nos informa sobre aquellas propiedades del entorno que son importantes para nosotros, ya que influyen sobre nuestros actos. Es decir, es la manera en que interpretamos y comprendemos la información que captamos a través de los sentidos. Por ejemplo, percibimos que el semáforo se pone rojo y comprendemos que debemos detenernos.

Habilidades motrices: se pueden definir como los movimientos que efectúa nuestra musculatura esquelética como respuesta activa de nuestro organismo. La ejecución motriz es el resultado de la planificación y la programación del movimiento. Siguiendo el ejemplo anterior, el cerebro envía a nuestra musculatura el orden de detenerse ante el semáforo.

Lenguaje: El lenguaje se puede definir como un sistema de códigos a partir de los cuales se designan los objetos del mundo exterior, sus acciones, cualidades y relaciones. Es decir, el lenguaje permite la comunicación de estados psíquicos entre individuos a través de signos según una convención propia de la comunidad lingüística. Por ejemplo, al escuchar una pregunta, la comprendemos y damos una respuesta al interlocutor.
Funciones ejecutivas: Las funciones ejecutivas representan aquellos procesos que asocian ideas, movimientos y acciones simples y los orientan hacia la resolución de situaciones complejas. Estos procesos incluyen la anticipación, la elección de objetivos, la selección de la conducta, la autorregulación, el autocontrol y el uso del feedback. Por ejemplo, si tenemos que estudiar para un examen, las funciones ejecutivas nos permiten organizar la información que tenemos, seleccionar la más relevante y planificar el estudio.

Una vez descritas las funciones cognitivas principales del cerebro humano, se evidencia que estas están presentes continuamente en el día a día de cualquier persona. El siguiente paso es ser consciente de nuestras habilidades y limitaciones y aprovechar que el cerebro es una fuente inexpugnable de posibilidades.

 

Iris Ramon Torres

Neuropsicóloga (colegiada n.º 26206)