Cuando acudimos al psicólogo y nos preguntan si hemos realizado cambios en la dieta, o qué hábitos alimenticios tenemos, nos puede parecer extraño. No nos extrañamos tanto cuando nos preguntan por la calidad del sueño. Podemos ver que dormir mal es síntoma de que algo no va bien en nuestra mente, algo nos ronda la cabeza, pero la dieta la relacionamos básicamente con el cuerpo, la energía que tenemos, la figura y el peso. Y nos olvidamos que la mente forma parte de nuestro cuerpo, la mente es cuerpo. Y que cómo alimentemos ese cuerpo tiene mucho que ver con como nos encontramos tanto física como mentalmente.
La serotonina es un neurotransmisor que sirve para regular y gestionar las respuestas adaptativas al estrés. Por ello un déficit de serotonina se relaciona con los estados depresivos y los trastornos de ansiedad. La serotonina la conseguimos a partir del triptófano que es un componente que encontramos en muchos alimentos. Los alimentos ricos en triptófano son un buen recurso para combatir los estados depresivos/ansiosos. Si bien la dieta por sí sola no es suficiente para tratar una depresión o un trastorno de ansiedad, sí que puede ayudarnos.
Los hidratos de carbono son una fuente importante de triptófano. Por ello, algunas dietas que restringen por completo los hidratos de carbono pueden alterar de forma negativa el estado de ánimo provocando irritabilidad, susceptibilidad, mal humor o pensamientos negativos.
El triptófano lo podemos encontrar en alimentos como:
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Huevos.
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Carnes: Pavo y pollo.
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Lácteos (especialmente la leche).
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Frutos secos: Nueces, almendras y avellanas.
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Pescados azules.
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Plátano y aguacate.
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Cereales integrales. Favorecen la absorción de triptófano por el organismo.
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Semillas (calabaza, sésamo o girasol).
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Legumbres.
Conviene recordar que igual que existen alimentos que favorecen un buen funcionamiento del sistema de gestión del estrés, existen otros que hacen todo lo contrario, lo des-regulan. El alcohol y el azúcar, por citar algunos, actúan deprimiendo el sistema nervioso. Tendemos a asociar alcohol y azúcar al estado inicial de euforia que provocan, pero no somos conscientes de que en seguida la euforia da paso a un estado de ánimo deprimido y de falta de energía.
Para finalizar, quiero señalar que una dieta que contenga alimentos ricos en triptófano sienta las bases físicas necesarias para una buena gestión del estrés, pero no es la dieta de la felicidad, ni nos va a evitar el estrés, la ansiedad o la tristeza de una pérdida. Con ella favorecemos que nuestra máquina biológica esté a punto para afrontar las dificultades de la vida en buenas condiciones.
Laura S.