En Terapia individual

Se acerca la Navidad y estas fechas significan año tras año el momento de elegir regalos para nuestros seres queridos. Estaremos todos de acuerdo en que este año ha sido extraño y, desgraciadamente, muchas personas se tendrán que perder las grandes reuniones con toda la familia. Sin embargo, seguramente todavía tengamos más ganas de compartir y celebrar de la manera que podamos.

Intercambiar regalos en Navidad es un momento alegre, pero a menudo también se puede convertir en una fuente de estrés o ansiedad cuando dudamos de qué tenemos que regalar, cuánto dinero podemos o tendríamos que gastar.

Recientemente descubrí un estudio llevado a cabo por expertos en el ámbito de la felicidad de varias universidades de los Estados Unidos y que supone una transformación de la manera en que solemos percibir el acto de dar y recibir regalos.

A menudo olvidamos que el simple hecho de dar un regalo ya es un acto que nos hace algo más felices a nosotros mismos. Aun así, asumimos que nuestro esfuerzo siempre es directamente apreciado, pero el receptor no podrá ver todo el tiempo y atención que le hemos dedicado.

Así, ¿qué podemos regalar?

  • Regala co-experiencias: las experiencias nos hacen más felices que los regalos materiales. Si las compartimos, el efecto todavía es más grande, puesto que, a la vez, estamos regalando tiempo de calidad. Pueden ser cosas tan simples como ver una película juntos.
  • Regala algo que tengas en común con el receptor. No solo nos hará escoger mejor, sino que también nos sentiremos bien y reforzaremos la relación.
  • Regala en el tiempo: la investigación científica nos dice que la felicidad responde a la frecuencia y no a la intensidad de los sucesos. Cuando regalamos una experiencia que podremos disfrutar más adelante, la anticipación permite extender felicidad y bienestar. Ahora más que nunca, necesitamos esta esperanza y optimismo que puede llegar cuando tenemos algo que esperar. El calendario de Adviento es un buen ejemplo de la ilusión que nos hacen los regalos segregados en el tiempo.
  • Practica la escucha activa. Es cierto que es muy difícil entrar en la mente de otra persona, incluso cuando la conoces muy bien. Si no te apetece preguntar directamente qué le gustaría recibir, sé sutil, haz preguntas que te den pistas, sé empático y escucha.
  • Regala creatividad: Aprovecha que en los regalos no hay normas, y el receptor apreciará todo el esfuerzo que pongas. Aprovéchalo para desarrollar tu creatividad, por ejemplo, con regalos hechos por ti mismo.

Pero, ¿cómo podemos ser mejor receptores? A menudo no pensamos desde este punto de vista. Podemos contribuir a hacer que la persona que nos ha hecho el regalo se sienta competente y satisfecha con nuestra reacción:

  • Expresa cómo te sientes cuando recibes el regalo y muestra gratitud.
  • Más allá de compartir el momento de recibir el regalo, comparte más adelante los momentos en que lo utilices.
  • Si has recibido dinero, piensa en gastarlo en algo especial para ti, compártelo con quién te lo ha regalado y hazlo partícipe, por ejemplo, con una foto.
  • Da pistas: si quieres facilitar el trabajo, pide directamente qué te gustaría recibir o da pistas para evitar que te tengan que preguntar.
  • Y, si no recibes el regalo que te gustaría: reconoce las dificultades de tomar la perspectiva a la hora de hacer un regalo y equivocarse.

 

Iris Ramon Torres

Neuropsicóloga (colegiada núm. 26206)